lunes, 7 de marzo de 2011

Sueños.Sueños

Siempre he creído vivir en una mentira, pero con la esperanza de que todo fuera un sueño y al despertar mi vida sería mejor. Ese despertar puede ser dulce, tranquilo y protector o desesperado, cruel y voraz. Me gusta  creer las palabras amables de la gente, me encanta sentir que la importancia que causo en cada una de ellas, siempre dejando el ego a un lado. Hecho de menos las que se fueron y no volveré a oír. El despertar hasta la realidad depende de esas que se fueron y no volverán, de las mentiras que provocaron el odio y de las caídas que provocaron ese golpe. Cuando te hacen creer y al momento de encuentras con esa luz que se enciende, ya nada te hace mantener ese sueño y se convierte en el despertar cruel que te hace comprender todo lo que no pudiste ver, y es que no hay nada peor que dormir placidamente y que una luz se intrometa en los dulces sueño, convirtiéndolos en una pesadilla real.
El convencimiento es un modo de protección ante ese despertar tan temido. Lo mismo ocurre con la desconfianza. Por mucho conocimiento que haya habido, si el haz de desconfianza no es capaz de desaparecer, seremos incapaces de creer y de mostrar tus encantos. Una palabra, la respuesta de la pregunta más temida te despierta, y te hace caer al instante. Has perdido. No. Han perdido. Tu solo lo dejaste marchar, junto a tu desconfianza y el convencimiento del nada más.
El volverte a dormir es cosa de la ilusión. Ella actúa en esperanza de asumir en un sueño profundo, la vida a la que despertaste. Se está permitido soñar, pero solo en cosas bonitas. Esa sonrisa que surge de repente cuando tu mente actúa se merece estar en el sueño y despertar dulcemente, y es que solo una vez en la vida se podrá despertar de forma dulce y feliz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario